lunes, 20 de diciembre de 2010

Principio de Precaución y Buenos Propósitos Navideños

Hace una semana me enteré de la existencia del "Principio de Precaución" que, de forma abreviada y para profanos, viene a decir que "cuando no sepas las consecuencias de una acción, actúa como si fuesen peores de lo que parecen". El artículo donde leí sobre este asunto  fué publicado por Jose Manuel de Cózar en el nº 2 de 2005 de la Revista Española de Salud Pública y se aplicaba al Medio Ambiente. No cabe duda de que en esto casi 6 años transcurridos la tozuda realidad no ha hecho más que darle la razón una y otra vez y ha puesto de manifiesto que el ser humano tropieza, no dos, sino innumerables veces con la misma piedra de su propia estupidez, de su egoísmo y falta de visión. Esos 2 grados centígrados que se nos vienen encima son la prueba palmaria de que actuar sin precaución nos está llevando a un callejón medioambiental sin salida.

Pero la lectura de este artículo me ha traído a la mente otros acontecimientos lamentables en un ámbito distinto que son fruto igualmente de no actuar con arreglo al Principio de Precaución y son, ni más ni menos, que las alegrías financieras que han dado lugar a la crisis que atravesamos. Y no aprendemos. "Los mercados" actuando sin control, como un ente amorfo y todopoderoso, sin límites políticos ni geográficos no son otra cosa que personas y grupos de personas especulando de manera desaprensiva, sin siquiera preguntarse hasta donde pueden llegar las consecuencias de sus actos, ensoberbecidos por el poder de comprar y vender estados que no es otra cosa que la capacidad de comprar y vender personas, sus ilusiones, sus futuros. Si quienes se esconden bajo la etiqueta tan conveniente de "mercados" ignoran el Principio de Precaución y están desbordados e incapaces de controlar su éxito desbocado, me asusta porque veo difícil que puedan ver la luz y rectificar. Pero si, como me temo, son desaprensivos actuando bajo el lema "después de mi el diluvio", me asusto aún más y reclamo que seamos los demás los que, amparándonos en ese mismo Principio de Precaución, exijamos que esto pare antes de que la crisis aguda se convierta en crónica.

Las conclusiones del artículo antes mencionado son demoledoras aplicadas al Medio Ambiente, leámoslas en clave económica y reflexionemos cuando hagamos nuestros buenos propósitos para 2011.


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