domingo, 26 de diciembre de 2010

La Europa que queremos (Fernado Savater ... y yo)

La agencia Presseurop ha pedido a 10 intelectuales europeos que escriban sobre su visión de Europa. Uno de ellos es Fernando Savater con quien comparto al cien por cien esa visión. En el artículo publicado dice cosas como:


"(...) Sigo creyendo que la Europa que merece la pena es la que defiende y representa a los ciudadanos, no a los territorios; la que protege derechos políticos (también deberes, desde luego) y garantías jurídicas, mucho más que privilegios y esas hueras tradiciones que suelen encubrirlos frente al forastero; la Europa que mantiene la integridad de los Estados de derecho democráticos actualmente existentes frente a las disgregadoras reivindicaciones étnicas, siempre retrógradas y xenófobas; la Europa de la libertad acompañada de solidaridad, no cerrada ante quienes por persecución política o necesidad económica llaman a su puerta ni acorazada en sus beneficios, sino abierta: deseosa de colaborar, ayudar y compartir. La Europa de la hospitalidad racional.
Esta UE necesita unos europeístas militantes, capaces de contrarrestar a los políticos europeos cortos de miras. En todos los países – lo hemos visto en Chequia y otras naciones del Este, pero también en Inglaterra o Irlanda y hasta en Francia- surgen líderes y grupos nacionalistas, partidarios del proteccionismo riguroso hacia el exterior y del liberalismo extremo en el interior, con una mentalidad de auténticos hooligans de valores hipostasiados que se fijan como inamovibles en sus aspectos más excluyentes para dejar fuera de la fiesta a todo ese gran Otro al que temen. Es decir, europeos intransigentes sólo en lo que beneficia a sus estrechos (y muy cristianos, eso sí) intereses. (...)"
Recomiendo leer el artículo completo pinchando aqui

lunes, 20 de diciembre de 2010

Principio de Precaución y Buenos Propósitos Navideños

Hace una semana me enteré de la existencia del "Principio de Precaución" que, de forma abreviada y para profanos, viene a decir que "cuando no sepas las consecuencias de una acción, actúa como si fuesen peores de lo que parecen". El artículo donde leí sobre este asunto  fué publicado por Jose Manuel de Cózar en el nº 2 de 2005 de la Revista Española de Salud Pública y se aplicaba al Medio Ambiente. No cabe duda de que en esto casi 6 años transcurridos la tozuda realidad no ha hecho más que darle la razón una y otra vez y ha puesto de manifiesto que el ser humano tropieza, no dos, sino innumerables veces con la misma piedra de su propia estupidez, de su egoísmo y falta de visión. Esos 2 grados centígrados que se nos vienen encima son la prueba palmaria de que actuar sin precaución nos está llevando a un callejón medioambiental sin salida.

Pero la lectura de este artículo me ha traído a la mente otros acontecimientos lamentables en un ámbito distinto que son fruto igualmente de no actuar con arreglo al Principio de Precaución y son, ni más ni menos, que las alegrías financieras que han dado lugar a la crisis que atravesamos. Y no aprendemos. "Los mercados" actuando sin control, como un ente amorfo y todopoderoso, sin límites políticos ni geográficos no son otra cosa que personas y grupos de personas especulando de manera desaprensiva, sin siquiera preguntarse hasta donde pueden llegar las consecuencias de sus actos, ensoberbecidos por el poder de comprar y vender estados que no es otra cosa que la capacidad de comprar y vender personas, sus ilusiones, sus futuros. Si quienes se esconden bajo la etiqueta tan conveniente de "mercados" ignoran el Principio de Precaución y están desbordados e incapaces de controlar su éxito desbocado, me asusta porque veo difícil que puedan ver la luz y rectificar. Pero si, como me temo, son desaprensivos actuando bajo el lema "después de mi el diluvio", me asusto aún más y reclamo que seamos los demás los que, amparándonos en ese mismo Principio de Precaución, exijamos que esto pare antes de que la crisis aguda se convierta en crónica.

Las conclusiones del artículo antes mencionado son demoledoras aplicadas al Medio Ambiente, leámoslas en clave económica y reflexionemos cuando hagamos nuestros buenos propósitos para 2011.


viernes, 17 de diciembre de 2010

Ubicuidad y Polivalencia: las Redes Sociales

Estar en todas partes y hacer de todo. No parece factible y sin embargo es lo que se nos pide hoy día, lo que desde las redes sociales se sugiere como posible e, incluso, como deseable.

Estoy en la Universidad, no trabajo aquí sino que intento sacar adelante mi Tesis Doctoral en Química Teórica (suena indescifrable ¿verdad?. En realidad casi lo es). Además intento ayudar a un amigo a que arranque su proyecto de un camping y le gestiono a mi cliente sus compras en China y Europa. También procuro ejercer dignamente de secretaria de una Asoiación (NATURATEN) y, lo más importante, posicionarme en un Proyecto de alcance en materia de innovación y tecnología. Por supuesto como, me ducho, hago algunas tareas domésticas (al 50% con el otro usufructuario de mi vida) y, aunque parezca increíble, me divierto. Y me divierto mucho.

Hace unas semanas en un curso al que asistí con mayoritaria concurrencia joven (entre 20 y 30 como mucho) hicieron levantar la mano a los que tuviesen cuenta en Twitter. Orgullosamente levanté la mano queriendo sentirme parte de una nutrida nube de brazos y cual no sería mi sorpresa al ver que apenas 6 ó 7 se alzaron. A mis 48 años me sentí un poco "friki" pero al mismo tiempo un puntito de orgullo me revoloteó por el estómago. Aqui estoy yo con mis cuentas en Twitter, en Linkedin en Facebook y mis blogs. No es que sea un modelo de modernidad pero incluso con mi modesta participación parece que estoy en un paso diferencial con respecto a gente más joven o profesionales más experimentados.

Creo que el pertenecer a redes sociales en si no es significativo, lo verdaderamente significativo es el afán de hacer cosas, de nos sumirse en la apatía y esperar a "que pase la crisis". Hace diez años hablábamos de empleabilidad como la capacidad de hacernos "interesantes" para un empleador y asegurar nuestra estabilidad laboral. En esto momentos las relaciones laborales están cambiando, muchos de los que no tienen un empleo ya no competirán sólo con el resto de parados o de empleados a la hora de acceder a un puesto de trabajo; tendrán que competir también con aquellos que hemos descubierto nuestra independencia y potenciado nuestras capacidades para ofrecer nuestros servicios sin vínculo laboral. Las empresas dejarán de contratar todas sus tareas operativas a "empleados" y muchas de ellas las externalizarán pudiendo así acceder a profesionales más cualificados y especializados que, de otro modo, no podrían pagar. La crisis tiene, como todas, un componente de cambio que abre oportunidades para aquellos que estamos dispuestos a soltar lastre y virar a un nuevo rumbo. Estar en las redes sociales es una parte de ello, mucho más importante de lo que algunos piensan